viernes, 29 de junio de 2012

Inversiones hoteleras: Sitges genera confianza

A principio de los años 90, Sitges vivió una explosión hotelera que se reflejó en la apertura de nuevos establecimientos de categoría y en la reforma y reconversión de otros ya existentes. En poco tiempo, pasamos de dos hoteles de 4 estrellas a ocho. La apuesta por el turismo de convenciones y congresos, la labor del sector por romper la estacionalidad y la perspectiva de los Juegos Olímpicos de Barcelona fueron elementos que favorecieron este necesario impulso turístico de Sitges. La industria turística se modernizó y la población ganó nuevos horizontes gracias a una oferta más competitiva y de mejor calidad, que generaba movimiento económico los doce meses del año, en lugar de la tendencia de décadas anteriores, que concentraba la práctica totalidad de los ingresos en los pocos meses de la temporada.

Veinte años después, Sitges vive un fenómeno parecido. La situación económica es sustancialmente distinta (la crisis actual es más dura, negativa y se preve más larga que la que vivimos en la resaca del 92), si bien el punto de partida tampoco es comparable, ya que la reconversión de entonces ha sido la base que nos ha permitido desarrollar un sector turístico competitivo, que no viviese únicamente de la herencia del trabajo hecho por distintas generaciones y del apoyo de la marca, sino también de su capacidad actual, con unas infraestructuras y servicios de calidad.

Y, como hace dos décadas, la inversión privada actual –en buena parte procedente de familias sitgetanas– también apuesta por dotar a Sitges de instalaciones de calidad. Actualmente, y a pesar de la profunda crisis, el mapa hotelero de Sitges se está ampliando con significativas iniciativas, que mejoran globalmente nuestra oferta y, por tanto, nuestro posicionamiento. Hace dos semanas, abría el hotel Medium Sitges Park, en uno de los edificios creados por el arquitecto Gaietà Buigas en nuestro pueblo, una interesante y creativa apuesta con voluntad de participar en nuestra realidad local.

También, recientemente, ha abierto el hotel Utopía, un nuevo concepto de instalaciones con 145 plazas enfocado a todos los públicos con precios asequibles. Esta misma familia ha adquirido uno de los edificios de otra joya del modernismo, el hotel Romàntic, del que habilitará 22 habitaciones a pleno rendimiento el año que viene. En una línea similar, el hotel Alba –uno de los pequeños establecimientos que abanderan el turismo familiar, tan importante en nuestro modelo– ha sido objeto de una importante reforma, y renace con el nombre de hotel Sitges. Y también hay que considerar la destacada inversión que ha supuesto el Avenida Sofía Hotel Spa, que pone de manifiesto que Sitges es una localidad que genera confianza. El proceso que ha rodeado esta construcción, desde los primeros permisos concedidos por el anterior gobierno municipal, ha sido, un cúmulo de despropósitos que ha de poner de relieve que el respeto a la legalidad debe de ser siempre un punto imprescindible.

En las dos últimas décadas, probablemente se han hecho algunas cosas mal. La decidida –excesiva y desmedida– apuesta por el ladrillo ha sido, en ocasiones perjudicial para la que desde hace más de medio siglo es la base de nuestra economía: el turismo, al que hay que acompañar siempre que se hable de Sitges de la etiqueta “de calidad”. Por este motivo, y respondiendo a uno de los puntos esenciales del pacto de legislatura firmado hace poco más de un año por las cuatro fuerzas del gobierno municipal, este Ayuntamiento trabajará para conseguir iniciativas económicas positivas y aportará a sus impulsores las facilidades necesarias para que se conviertan en realidad.