jueves, 6 de noviembre de 2014

Yo participo en el 9-N porque quiero decidir. ¿Y tú?

Este 9 de noviembre se celebra la caída del Muro de Berlín. Sin duda, uno de los hechos más relevantes de la historia contemporánea europea, ya que suponía el fin de la Guerra Fría y el régimen soviético y, al mismo tiempo, un impulso determinante para la construcción de una nueva Europa que aspiraba a convivir en paz y libertad. Un cuarto de siglo después, y en un mismo 9 de noviembre, los catalanes también queremos derribar los muros que impiden el paso a nuestros más elementales derechos. Y es que la prohibición del nuevo 9-N, ideada por el gobierno español y materializada por un Tribunal Constitucional muy alejado de la imparcialidad, es un ataque indiscriminado contra la libertad de expresión, la libertad de opinión y la libertad de participación. Las tres, por cierto, reconocidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La mejor reacción ante la nula voluntad de diálogo por parte del Estado español es una movilización masiva que llene las urnas de papeletas, para demostrar al mundo que la voluntad de autodeterminación de la sociedad catalana es, además de legítima, más vigente y mayoritaria que nunca. Es por esto que animo a todos los sitgetanos y sitgetanas a sumarse a la cita participativa de este domingo para opinar sobre el futuro político de Catalunya. Este es un compromiso personal que asumí como alcalde, junto con mis compañeros de gobierno, cuando diez y ocho entidades sitgetanas nos pidieron, durante la última Diada Nacional de Catalunya, que los cargos electos de la localidad hiciéramos todo lo que estuviese en nuestras manos para que los ciudadanos de Sitges pudieran ejercer su derecho a decidir.

Nuestra lealtad a las instituciones catalanas, y nuestro soporte a su propuesta de proceso participativo, se materializará este domingo con la apertura de dos puntos de participación (en el instituto Joan Ramon Benaprès y en el instituto Vinyet) con servicios especiales y gratuitos de transporte urbano para facilitar el desplazamiento de todas las personas que lo necesiten. Todo ello, para contribuir al desarrollo de una jornada reivindicativa y festiva en que, más allá del voto particular de cada uno, el conjunto de sitgetanos y catalanes tenemos que volver a demostrar que formamos parte de una sociedad cívica, pacífica, democrática y con una enorme capacidad de organización.

Este año 2014, 300 años después de que Catalunya perdiera sus libertades nacionales, los ciudadanos de este país queremos expresar en las urnas qué camino ha de trazar nuestro futuro colectivo. Los referéndums de Escocia y Quebec –previamente pactados con los gobiernos del Reino Unido y Canadá– son la prueba más evidente de que los retos políticos del siglo XXI no se pueden resolver, como intenta hacer el gobierno español, con prohibiciones y negaciones más propias de Estados autoritarios que de democracias modernas y avanzadas. El presidente Mas lo recuerda a menudo: las leyes están hechas para servir y escuchar a las personas, no para prohibir y silenciar sus anhelos.

Este 9 de noviembre, los catalanes volveremos a escribir una página destacada de nuestra historia milenaria. La diferencia es que, esta vez, teniendo en cuenta la opinión de todo el mundo. El destino de Catalunya sólo depende de todos y cada uno de nosotros. Yo participaré en el 9-N porque quiero decidir. ¿A ti no te gustaría hacer lo mismo?