Esta semana los ciudadanos
de Sitges podrán elegir cinco propuestas entre las 72 que han pasado el corte
final del presupuesto participativo. Por primera vez, el Ajuntament de Sitges
destina una importante partida de su capítulo de inversiones (un total de1
millón de euros) a actuaciones escogidas directamente por los ciudadanos, en un
claro ejemplo de avanzar en los procesos de democratización y participación de
las instituciones. En cuanto ha sido posible, por razones legales, (si no se ha
hecho antes es porque la ley no lo permitía), hemos puesto en marcha esta
iniciativa, que contribuirá a canalizar formas nuevas de participación y de
vinculación de los ciudadanos con la administración municipal.
Aunque hoy, quisiera ir más
atrás y, con vuestro permiso, hablaros de las causas que han permitido que el Ajuntament
pueda invertir este millón de euros en actuaciones decididas directamente por
los ciudadanos. Son las mismas causas por las que esta semana hemos podido
anunciar la rebaja del IBI de 2015 del 0,93 actual al 0,83, una sustancial
rebaja y superior a la que legítimamente reclamaban los grupos de la oposición.
Y estas causas no son otras
que el radical giro de las finanzas municipales. Cuando accedimos al Govern
Municipal, el mes de junio de 2011, el Ajuntament se encontraba cerca de la
suspensión de pagos. La deuda había llegado a los 67 millones de euros, que en
una corporación municipal de las dimensiones de Sitges era de una gravedad muy
preocupante, y peligraba el propio funcionamiento de la institución.
Pero, tres años después, el
panorama ha cambiado básicamente. Las cuentas del consistorio funcionan con la
dificultad que acompaña el contexto actual, aunque, con la solidez que le han
permitido las medidas de reactivación y mejora llevadas a cabo por el Govern.
El verano de 2011 el
Ajuntament pagaba a sus proveedores a 30 meses. Ahora lo hace a 30 días desde
la fecha de aprobación de la factura. En verano de 2011, el departamento de
Compres del Ajuntament tenía serios problemas para encontrar industriales que
quisieran servir al mismo. La incertidumbre que acompañaba a las cuentas y la pésima gestión
que lo había llevado hasta una situación crítica nos situaba en una
posición extremadamente complicada.
Ahora, el Ayuntamiento funciona con los
criterios que establece una organización que cuida de
su gasto público.
A base de restringir el gasto, reducir personal y cargos
de confianza, mejorar los procesos de gestión y renegociar con las entidades
bancarias, las cuentas municipales han recuperado sus coordenadas y, lo más
importante, permiten impulsar nuevas políticas sociales, de inversión pública y
de reducción de la presión fiscal.
Esto es lo que nos ha permitido facilitar, entre otras
cosas, la iniciativa como el Plan de ayuda a la actividad económica y trabajo
(con ayudas a pequeños emprendedores que quieran crear su negocio en Sitges),
impulsar un Festival de la Publicitat (que permitirá potenciar de nuevo la
marca Sitges y así poder generar actividad económica), proporcionar a las
familias más necesitadas y desprotegidas el Carnet Blau (con el que obtienen
descuentos importantes y reducciones en servicios y tarifas públicas) o
programar actuaciones de mejora (como la reforma de la biblioteca o la próxima
restauración del passeig Marítim). Y ahora, complementarlo con el destino de 1
millón de euros al presupuesto participativo, que los sitgetanos podrán decidir
con su voto esta semana.