La semana pasada presentamos el resultado de la auditoría encargada por el nuevo Patronat de la Fundació de l’Hospital Sant Joan Baptista, que tenía como misión evaluar el proceso de venta de activos inmobiliarios en el período 2009-2010. El informe expone que en esos dos años se vendieron cinco inmuebles y que las operaciones se realizaron un 29,2% por debajo del precio de mercado de entonces.
El resultado de dicho informe pone de manifiesto que hubo actuaciones efectuadas por el Patronat en esa época que podían ser cuestionadas. La auditoría apunta que la venta de estos cinco inmuebles no se rigió por un procedimiento aconsejado (que no obligatorio): una tasación inmobiliaria que detallase el precio real y un proceso de información pública para saber si existían otras ofertas. El documento nos permite concluir que las obras de ampliación y rehabilitación no se gestionaron con la debida prudencia que acompaña una operación de este tipo y ocasionaron una tensión de tesorería que obligó a la venta del patrimonio sin seguir el proceso aconsejado.
Ahora es el turno del Protectorat de Fundacions de la Generalitat de Catalunya, al que hemos entregado el resultado del informe, que determinará si esta actuación generó perjuicios económicos para el Hospital.
Desgraciadamente, la auditoría confirma nuestras sospechas, que acabaron ocasionando un cambio en la gestión de la Fundació, hace ahora ocho meses, con la única finalidad de salvaguardar los intereses del Hospital (que a su vez son los intereses del pueblo de Sitges). Y digo desgraciadamente, porqué ojalá nos hubiéramos equivocado en nuestras predicciones. La auditoría permite ver que la actuación de la presidencia, administración y patronos no tuvo el rigor que merecen operaciones como estas.
La actuación del Ayuntamiento que presido ha llevado a cabo en todo este proceso, ha buscado, por encima de todo, defender los intereses del Hospital, tanto desde el punto de vista económico como en su gestión. Cuando renovamos el Patronat de la Fundació nos comprometimos a ejecutar una gestión transparente. El Hospital, es efectivamente, una institución privada, pero en la que interviene el Ayuntamiento (el alcalde es el presidente); y esto es motivo suficiente para exigir transparencia, rigurosidad en su administración e igualdad de oportunidades en todos los procesos. El valor y el simbolismo que tiene el Hospital para los sitgetanos intensifica esta exigencia de gestión escrupulosa, estricta y transparente.
La realización de la auditoría y el proceso que ahora se seguirá dentro de la Generalitat ha sido el primer paso. Aunque no será el único. Con la llegada de los nuevos miembros que componen el Patronat encabezado por Fernando Herráiz, se están revisando los protocolos de selección de personal y proveedores, de ingresos de residentes y de gestión de inmuebles. Esta nueva línea de gestión será una garantía para la total recuperación de la confianza colectiva en una institución de la que siempre hemos estado orgullosos.
