El esfuerzo llevado a cabo por la Comissió de Festa Major i Santa Tecla, las collas y las entidades merece un reconocimiento explícito. La dedicación, la paciencia y la ilusión demostrada por la gente que organiza la fiesta es uno de los mejores elementos que ayudan a entender porqué nuestra Festa Major es única. Algunas de las fórmulas de la comisión para buscar ingresos alternativos –igual que nuevas formas de participación y de disfrutar la fiesta– han tenido una notable aceptación. Las más de 600 personas que participaron en la iniciativa Castell de focs en calma así lo avalan. También ha sido positiva la propuesta Amics de la Festa, que ha contado con cerca de 1.300 amigos. Se trata de un camino que tiene futuro y que puede dar más de sí en próximas ediciones.
En el balance negativo, no puedo dejar de mencionar los incidentes que ocurrieron la noche de la Festa Major en el paseo. Fueron lamentables y preocupantes, no solo por la violencia con que se produjeron, sino por la amenaza que supone para cualquier vecino de Sitges que quiera disfrutar la fiesta con el civismo que le corresponde. No es un hecho aislado ni único de Sitges, ya que otras localidades han sufrido problemas similares este verano, pero debemos de tomar nota y saber responder con las medidas oportunas. No se puede permitir que la fiesta (en este caso, la Festa Major, si bien es válido para cualquier otra fiesta local) estén amenazadas por hechos de esta categoría.
Pasada la Festa Major y a la espera de la llegada de la fiesta de la vendimia, el 11 de Setembre (que este año adquiere una relieve más significativo a causa de la situación que padece el país y nuestras aspiraciones colectivas) y Santa Tecla, Sitges espera un nuevo ciclo donde aplicaremos lo mismo que hemos aplicado en la Festa Major: esfuerzo e imaginación para superar las adversidades.
Fotografía de Marta Fontanals
Fotografía de Marta Fontanals